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No dependas de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona cuando estás en la oscuridad.

LEJOS

jueves, 17 de abril de 2014
María Enriqueta Camarillo

¡Lejos!... Ya no me miras ni te miro...
Tal se alejan las hojas en su giro
llevadas por los vientos inclementes...
Mas no se apartan los que están ausentes:
puede unir la luna con sus reflejos
a todos los que aman desde lejos.
Yo te amaré por siempre con el mismo
afán; y tú también, en tu lirismo,
evocarás mi imagen desde aquellas
regiones. Así se aman las estrellas,
y así las mariposas en su anhelo,
sueñan subir para llegar al cielo...
¡Feliz quien lo anhela nunca alcanza!
ese podrá vivir con su esperanza.

...No oiré tu voz desde esta lejanía,
ni tú tampoco escucharás la mia.
No todos los amores
tienen, como la mar, dulces rumores:
hay amores que viven ignorados,
hay amores callados...
¡Oh! ¡Salve a quien enlaza con ternura
lo que vive en silencio o que murmura;
al que lleva hacia el sol las golondrinas,
al que junta la hiedra con las ruinas!
¡Oh, tierno amor que en nuestro pecho existe
con toda la dulzura de lo triste!
¡Él ha de recoger tus juramentos
cuando lleve hacia ti mis pensamientos!

...Los que ven, dos a dos, cruzar las aves
por los abiertos horizontes suaves,
no han visto en su abandono y sus congojas
al ave entre los árboles sin hojas...
Yo estaré así, cual ave entristecida
que va, sola, cruzando por la vida.
Y allá... tu corazón, viudo y sombrío,
que llora eternamente por el mio,
vivirá, del amor en el santuario,
cual monje escondido y solitario...

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