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No dependas de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona cuando estás en la oscuridad.

Y LA LUNA ERES TU

miércoles, 9 de enero de 2013
Antonio Gala

Y la luna eras tú.
Una luna creciente, blanca, fría.
Mirabas hacia el mar y hacia las cosas
que no eran yo.
Y con cuánto silencio te gritaba
-creciente, blanco, frío yo también-:
«Mírame, mírame,
ay, mírame mirarte...»

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