Ricardo Fernández Moyano
Por qué tengo que ser
siempre yo, cegado de amor,
quien llame a tu puerta
con el sigilo del deseo.
Por qué tengo que ser
siempre yo quien se deslice incansable,
hasta esponjar tu corazón de hiedra.
Así quedo a la espera
de que seas quien
llame de nuevo a mi puerta.
Puede que en soledad
haya muerto en la sombra,
ahogado en un mar de quimeras.
Por qué tengo que ser
siempre yo, cegado de amor,
quien llame a tu puerta
con el sigilo del deseo.
Por qué tengo que ser
siempre yo quien se deslice incansable,
hasta esponjar tu corazón de hiedra.
Así quedo a la espera
de que seas quien
llame de nuevo a mi puerta.
Puede que en soledad
haya muerto en la sombra,
ahogado en un mar de quimeras.
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