Gwendolyn Bennett
Te odiaré
como un dardo de acero cantarín
que rasga el aire tranquilo
del manto de la noche.
O con gesto solemne,
igual que los sobrios pinos
que se yerguen
hacia el cielo.
Odiarte será un juego
para solaz de manos frías
y ágiles dedos.
Tu corazón anhelará
el solitario esplendor
del pino;
mientras las llamas ardientes
de mis ojos
te herirán como raudas flechas.
El recuerdo posará sus manos
sobre tu pecho,
y comprenderás entonces
mi odio
Poemas variados
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No dependas de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona cuando estás en la oscuridad.
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